viernes, 3 de abril de 2009

La Mayor Incomodidad del Mundo



Uno se puede poner a pensar e idear distintas situaciones muy incómodas: que tu novia aparezca mientras te achuras a otra mina, quedarse trancado dando una presentación oral o compartir un asiento de ómnibus con tu ex por cinco horas (y es la ex que te dejó porque te vio achurando con otra mina). Pero ninguna de estas situaciones se asemejan a una situación incómoda, que todos los seres humanos, seamos de donde seamos, vivimos a diario: Compartir el ascensor.


No tengo una justificación racional que explique este comportamiento del ser humano. El ser humano, naturalmente, es un ser sociable. Realizamos sociales en la calle, en el ómnibus, en comercios…Pero cuando tenemos a un extraño en el ascensor, ¡ahí es donde se pudre el guiso!


La conversación no se da, las miradas son penetrantes, el profundo silencio lo va carcomiendo a uno por dentro…y ni que hablar si el viaje es largo, digamos, si usted va a un séptimo piso y el extraño al octavo; ahí simplemente brotan las ganas de suicidarse.


Simulación de Conversación Ascensorera por Piso:


Planta Baja:


Yo: Buenas.


Él: Buenas.


Yo: ¿A qué piso va?


Él: Séptimo.


Primero Piso: Ambos se miran, como buscando un tema de conversación que nunca llegan a encontrar.


Segundo Piso: Ambos miran al piso, en silencio, para evitar las furtivas miradas.


Tercer Piso: El silencio se termina de apoderar del cubículo y reina en cada rincón del mismo.


Cuarto Piso: El silencio se vuelve denso y devastador.


Quinto Piso: El silencio se transforma en penetrante y abrumador.


Sexto Piso: El silencio alcanza tal nivel que los protagonistas piensan que están sordos.


Séptimo Piso:


Él: Adiós, que pase bien.


Yo: Igualmente…

No hay comentarios:

Publicar un comentario